Cineclub Km3 - Comunidad Cinéfila: ESTRELLAS de Federico León y Marcos Martínez (2007)

sábado, 15 de octubre de 2011

ESTRELLAS de Federico León y Marcos Martínez (2007)


Miércoles 14 de septiembre de 2011, 19:30hs.

ESTRELLAS de Federico León  y  Marcos Martínez (2007)
Guión y Dirección: Federico León & Marcos Martínez. Producción: Jimena Monteoliva & Federico León. Productor ejecutivo: Jimena Monteoliva. Montaje: Catalina Rincón Fotografía: Guillermo Nieto & Julián Apezteguia. Arte: Florencia Fernández Feijóo. Música: Nicolás Varchausky & Guillermo Guareschi. Sonido: Jésica Suárez

COMENTARIOS DE LOS DIRECTORES
"El objetivo de Estrellas es poder mostrar otra mirada, otro acercamiento a la villa distinto al que hace únicamente hincapié en la pobreza. En un medio en el que aparentemente se tendría que pensar solamente en la subsistencia (conseguir comida, salir a buscar trabajo o robar), este grupo encuentra, a partir del arte y la ficción, un modo de escape, una forma de vida, que al mismo tiempo constituye una salida económica.
De esta manera, el film reflexiona sobre las formas de representar la pobreza, la moda de lo marginal, la autogestión como método de creación y supervivencia, los límites entre ficción y realidad.”  
FEDERICO LEÓN
Nació en Buenos Aires en 1975. Es director, dramaturgo y actor. Escribió y dirigió Cachetazo de campo, Museo Miguel Angel Boezzio, Ex Antuán, Mil quinientos metros sobre el nivel de Jack y El adolescente. En 2001 filmó Todo juntos, su primer largometraje. Todo Juntos fue presentada en el Festival de Cine de Locarno, London Film Festival, La Habana, Toulousse y BAFICI, entre otros. Por su trabajo obtuvo diversas distinciones: Primer Premio de Dramaturgia del Instituto Nacional de Teatro, Premio Konex 2004 y el  Primer Premio Nacional de dramaturgia, entre otras. Sus obras se presentaron en teatros y festivales de Alemania, Francia, Holanda, Austria, Italia, Dinamarca, Escocia, Canadá, Bélgica, España, Brasil y Australia. En 2002 fue seleccionado entre numerosos artistas de todo el mundo para participar en “The Rolex Mentor and Protegé Arts Initiative”. En el marco de esta iniciativa artística trabajó a lo largo de un año con el director de teatro norteamericano Robert Wilson. Participó como co-guionista en la película El Pasado de Héctor Babenco.

MARCOS MARTÍNEZ
Nació el 22 de agosto de 1974 en Buenos Aires. Es cineasta, fotógrafo y periodista. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fotoperiodismo en FOTOTEA y cine en el CIEVYC. Trabajó en la Revista del diario La Nación y en el Suplemento Espectáculos y Cultura del Diario La Prensa. Realizó cortos experimentales para el canal de televisión BTV de Barcelona, España. Actualmente está realizando un ensayo fotográfico sobre la Villa 21 Barracas con una beca otorgada por el Fondo de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Dirigió los videos documentales MM, sobre la última noche del siglo; Social, producido con imágenes de videos de fiestas de 15, casamientos, bautismos; Edificio, realizado íntegramente con imágenes de cámaras de seguridad y Cámara Fría, ensayo documental sobre el cine argentino durante la última dictadura militar.

El cine de los malditos por Juan Manuel Domínguez
En Estrellas pareciera existir una dualidad. En algunos momentos, la construcción del mundo que rodea a Julio Arrieta y su grupo de actores (la Villa 21 donde viven; él siempre interpreta papeles vinculados con lo marginal) parece estar en su estado más crudo, más documental, sobre todo en las anécdotas de Julio o los eventos dentro de la Villa en Barracas. Pero por el otro, la estilización de ese ambiente villero y su vinculación con la actuación parecieran convertir a Estrellas en un mockumentary.
Federico León: En un determinado momento, y debido a la necesidad de filmar el rodaje de El Nexo, la película de ciencia ficción protagonizada por Julio y con locación en la Villa 21, nos vimos haciendo Estrellas. Era sí o sí lo primero que teníamos que cubrir: no podíamos volver a capturar ese evento. Desde que nos sentamos por primera vez, a los dos meses ya estábamos filmando lo de El Nexo. El resto lo podíamos generar nosotros, pero aquello era vital. Ésa fue la primera etapa. Cuando empezamos a filmar lo nuestro, diez después de la finalización de El Nexo, nos robaron la cámara durante el primer día de rodaje y paramos.
Marcos Martínez: El tiempo que paramos nos sirvió para profundizar más en la película, registrar más a Julio y explorar otros costados.
FL: Volver al material de otra manera. Si hubiésemos filmado ahí nomás, hubiera sido otra película, otra Estrellas. Encontramos un mundo y después nuestras primeras aproximaciones empezaron a decantar, era lógico profundizar en Julio.
MM: De algún modo, lo que la película realmente representa es un diálogo con Julio Arrieta. Nosotros íbamos a registrarlo, charlabamos con él, nos contaba una anécdota (como la de Alan Parker viendo locaciones para Evita), volvíamos, la escribíamos y hacíamos casi un guión de lo que había dicho Julio. Se lo llevábamos otra vez a él para que lo leyera y editábamos su entrevista para convertirlo en algo narrativo que fuera creciendo: “Mira, Julio, estaría bueno que lo Alan Parker lo cuentes al final”. En este sentido, están casi todas guionadas las entrevistas, más allá de que parten que un hecho concreto que nos contaba Julio. Ésa fue un poco la dinámica de la película: ir escribiendo el guión de lo que vamos a buscar. En el momento del rodaje van apareciendo otras cosas.
FL: Hay mucho porcentaje de ficción en la película. Hay entrevistas que son netamente documentales, puro registro; en muchas otras reescribimos lo que Julio nos contó y las reordenamos para que las repitiera, y hay cosas que son cien por ciento ficción. El punto de partida era múltiple: Julio, la filmación de El Nexo, saber lo de Alan Parker… Y empezamos a establecer conexiones y la forma de la película fue apareciendo mientras la hacíamos. Hay cosas en las que, para ficcionalizar, tuvimos que retocar la realidad, como sucedió con la escena en la Asociación Argentina de Actores.
En esa escena, donde el actor Jean-Pierre Regueraz, desde un punto de vista sindicalista, discute con el director Adrián Caetano sobre el uso de actores no profesionales (“Aparte, los entusiasmás y después no los llaman más”) se muestra una discusión poco conocida pero que define en parte a Julio y su función, al menos desde su punto de vista (algo así como “somos villeros y tenemos portación de cara, así que al menos déjennos hacer de villeros”).
MM: Vimos que en muchas de las cosas que queríamos decir (como la cuestión de actores), Julio estaba presente y era el vehículo para ir tocando esos temas. Nos parecía muy representativo adoptar esa discusión, mostrar que estaba presente, y no sólo en Julio sino en la actualidad y, por ende, en el cine. En algún momento de Estrellas, existió la idea de buscar personas parecidas a Julio u otras personas metidas en actividades culturales en lugares como villas o barrios marginales y centros culturales barriales.
FL: Por ejemplo, conocimos a un policía-actor que se llama Guillermo Gómez y que en las ficciones también llaman Guillermo Gómez. Y siempre hace de policía, o quizás asesora. Incluso teníamos una escena en el bar de Actores donde esposaba a alguien contra la barra para mostrarle a Jorge Román (el protagonista de El bonaerense) cómo se hace. Muchas cosas que nos parecían fundamentales quedaron afuera por que sentimos que estaban representadas en la figuro de Julio. Fuimos al bar varias veces, pero había una necesidad de acotar, de que dijera tal cosa, de crear una verosimilitud para que quien lo viera dudara entre lo absolutamente documental y lo absolutamente artificial.
MM: Nosotros veíamos a Regueraz como una voz que estaba presente. Él ficcionaliza desde un guión que le dimos; representa un punto de vista sindicalista que necesitábamos acotar, alguien a quien perjudica determinado estilo de actuación. Y además queríamos crear una verosimilitud para que existiera esa ambigüedad entre lo absolutamente documental y lo absolutamente artificial. Pensamos que la Asociación Argentina de Actores era el lugar donde había que discutirlo, como una especie de templo de la actuación donde se dice quién es actor y quién no.
MM: Es un tema que estaba presente en el Nuevo Cine Argentino o como lo quieras llamar. Seguir a Julio derivaba en ese tema, por eso aparece Caetano como representante de los actores no profesionales. Julio representa una necesidad de ese nuevo cine que busca nuevos escenarios y nuevas temáticas; Julio encuentra ese nicho de temática marginal, historias más cotidianas y actores no profesionales y empieza a trabajar ahí.
A la hora de filmar en la Villa 21 eligieron un tratamiento que no responde al canon televisivo o al del peor cine documental.
MM: Lo que teníamos en claro desde el principio era no repetir ese tratamiento visual que convierte a la villa en un género, el de “llegar a la Villa, filmar como se pueda, adaptarse al lugar, poner la luz donde exista la posibilidad de apoyarla y pasear con la cámara en mano”.
FL: Evitar el modelo que se pretende traducción de “la Villa es así, es imprevisible. Entonces, yo no tengo planes”.
MM: A veces el documental tiene eso de poner la cámara donde se puede y seguir las cosas. Acá era todo lo contrario: vamos a tratar de trabajar un guión, de escribirlo, de crear un plan de rodaje. No ir a registrar y después elegir entre ciento cincuenta horas. Lo que queríamos eran planos cuidados, tal vez quietos. Incluso nos dimos cuenta de que en Estrellas la villa casi no se ve. A veces hasta parece una escenografita, está de fondo y lo que importa es la palabra.
La palabra de Julio. Tampoco hay una vision romantica de la Villa, ni de Julio.
FL: Nunca lo pensamos como una biografía de Julio, sobre cómo vive Julio, cuántos hijos tiene, cómo hace para sobrevivir. Lo damos por sobrentendido: son sus ideas, sus proyectos, es el personaje que él construyó. El diálogo que mencionábamos antes tiene que ver con que a partir de cosas que existen (los proyectos de Julio y sus actores), nosotros ensayamos cómo serían en la realidad. Julio tiene esta computadora precaria, la página web que creamos, y ficcionalizamos cuál sería la forma más sofisticada de esa utilidad. O, por ejemplo, mostrar cuál hubiese sido la casilla que le hubiera construido a Alan Parker. Pero empezó a ocurrir algo: apareció una dinámica, un sensación de no poder atrapar la película, que se multiplicaba. En un momento nos dimos cuenta de que película tiene el ritmo de Julio, de cómo habla y de cómo varía al hacerlo. Como si la forma la hubiéramos encontrado en él y tuviese que ver con él.
Igual no hay una visión romántica ni didáctica de la Villa. Incluso, para poder llevar a la gente al festival de cine que organiza en un baldío, Julio tiene que pasar Misión Imposible III. En ese momento, su pregunta “¿No podemos tener marcianos los villeros?” adquiere un relieve mayor, más de reclamar cierto cine y cierto público.
MM: Esa frase fue un disparador. Ese “Necesitamos tener marcianos” implica tener ficciones, tener otras historias para contar en la Villa. Julio nos había contado que tenía ganas de hacer un festival para mostrar trabajos de gente de su grupo e hicimos el festival para filmarlos viéndose.
FL: Julio está muy adentro y al mismo tiene la conciencia de que esta medio afuera. Si bien lo respetan, porque genera laburo, le cuesta muchísimo hacer entender a alguien que tiene una radio al palo, que necesita que hagan silencio para grabar. Está lejos del ideal poético: no hay una villa que está detrás de sus pedidos o su trabajo.
Al final de Estrellas, Julio se convierte en todo lo que pareciera que nunca va poder ser: una estrella de Hollywood, con back projecting incluido.
LL: Al adaptar la forma de hablar de Julio, vinculábamos una cosa con otra todo el tiempo. Si bien la película no tiene un montaje lineal, fuimos encontrando una estructura al arrancar más cerca del documental y derivamos en otro lado, convirtiendo a Julio en una estrella, en un final digno de Hollywood.
FL: ¿Somos iguales? Bien, somos iguales. Entonces, podemos estar en ese retrato y podemos tener nuestra escena en una película de Hollywood. Pero esa escena tiene que tener back projecting y estar filmada en Super 16 ya que la gracia era llevarlo a cabo de manera literal, no laburar las fotos en Photoshop sino ir a hacerlas. En términos de presupuesto, toda la producción de fotos de la página web fue más cara que la mitad de la película. Cada foto tenía un laburo gigante, incluso muchas no llegaron a verse, como la del piloto de avión o la del terror psicológico. O las fotos del book. Por ejemplo, la típica foto de la película (la de Julio apoyando su mano en la pera), por un accidente laboral, él no puede doblar la mano casi, y nos parecía que ahí estaba la clave. O en el caso de su hermano, la fotógrafa le pedía que pusiera derechos los hombros y todos se cagaban de risa. Resulta que se cayo de un octavo piso y le era imposible ponerlos derecho. Ahí estaba Estrellas: en la cruza de los dos mundos. Ése diálogo produce una tercera cosa, que se diferencia del prejuicio o del romanticismo.
(Publicado en El Amante No. 187).

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